mis cuadros favoritos del Thyssen

by - sábado, julio 29, 2017



Una de mis cosas favoritas de Madrid son sus museos. No los había visitado detenidamente hasta hace un par de años, cuando me acerqué con una amiga y nos pasamos horas entre el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía, hasta acabar agotadas. Cada uno tiene su encanto particular, y sin embargo, ahora recuerdo con especial cariño muchos de los cuadros del Thyssen, que me inspiraron y me llenaron de ganas de volver a pintar y crear arte en general.
Este verano he vuelto a hacer una visita breve a la capital y pese a no tener tiempo para volver a explorar, he echado un vistazo a mi libreta de viajes para revisitar esos cuadros.

Aquí una lista visual de algunos que apunté como mis favoritos, sin orden de preferencia:

1. La Plaza de San Marcos en Venecia hacia 1723 - 1724 (Canaletto)

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 Justo un año antes de ver este cuadro estuve en Venecia paseando por esa misma plaza, entre plataformas de madera para evitar las zonas inundadas por la lluvia. Verla más de trescientos años antes me dejó fascinada.

2. La matanza de los inocentes (Lucas van Valckenborch I)

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Cuando era pequeña, esta era una de las historias bíblicas que más me horrorizaban y fascinaban simultáneamente. La belleza del cuadro contrasta con lo terrible de su historia, de igual modo que los colores cálidos contrastan con el paisaje invernal.

3. El Duque de Orleans mostrando a su amante (Eugène Delacroix)

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Desde que tuve que pintar un cuadro de Delacroix para un proyecto de clase, siempre le he tenido cariño a este pintor y sus claroscuros. Ver uno en persona me emocionó de por sí, aunque sin duda la escena remueve algo en las tripas. El rostro escondido de la chica es lo que hace el cuadro para mí, junto a los colores de la bandera francesa.

4. Amanecer en Nicaragua (Martin Johnson Heade)

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Casi se puede respirar el aire cargado de humedad y escuchar el sonido de los insectos y los pájaros. Cada vez que lo miro me entran ganas de explorar tierras inhóspitas en Sudamérica.  

5. El rastro perdido (Charles Ferdinand Wimar)

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No es ninguna sorpresa que me encantaría aprender más sobre la cultura nativo americana, y por muy idealizada que esté la escena, es preciosa. La luz del atardecer bañándolo todo es mi elemento favorito. 

6. Paisaje montañoso con un castillo (Roelandt Savery)

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Es mi padre quien me ha transmitido el amor por este tipo de cuadros: llenos de detalles mires donde mires. Este en especial me encantó porque se puede ver cada árbol, cada ventana del castillo, cada animalillo. Me perdería horas delante de él. 

7. Sin título (Kadinsky) 

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Me gusta que dentro del caos se pueda percibir cierto orden, cierta pulcritud. Es desordenado pero sus trazos son limpios, los colores te saltan a la cara. Lo cierto es que quiero investigar más sobre Kadinsky y su obra, porque ya apenas recuerdo nada de las clases de historia del arte.

8. Cabinas telefónicas (Richard Estes)

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Uno de mis favoritos sin duda. La verticalidad y la sensación de contemporaneidad que me transmite hizo que me enamorase desde la primera vez que lo vi.

9. People's Flowers (Richard Estes) 

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Otro de Estes. Quiero quedarme a vivir en sus cuadros y sus reflejos, punto. 
(creo que cuanto más me gusta uno peor se me da explicar por qué)


10. Plaza de la Merced, Ronda (Childe Hassam)


Me recuerda a los cuadros de Sorolla para la Hispanic Society (aquellos sobre paisajes de España de los que ya hablé en una entrada hace unos meses). De este en concreto me encanta el azul del cielo y de las paredes, donde se notan las pinceladas con más precisión.

11. Entrada de puerto en Volendam hacia 1896 (Theo Van Rysselberghe)

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Y el último (¡pero no menos importante!), muy de estilo puntillista. Me gusta acercarme todo lo posible a este tipo de pinturas hasta ver cada pincelada y cada color por separado, para luego alejarme y ver la imagen en conjunto. Es una técnica muuy bonita donde como me explicaron, los colores se funden en la retina del espectador. Recuerdo ver unos cuantos de este estilo, pero quizás este fue el que más me gustó por los colores elegidos, muy propios de un atardecer/amanecer. 


Como veis, tengo debilidad por los paisajes naturales, aunque me falten muchos otros cuadros en esta lista, como por ejemplo los de Van Gogh, Pissarro o Renoir, pero quería incluir algunos menos conocidos. ¿Cuál os gusta más a vosotros?



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4 comentarios

  1. Jo, qué bonito. Me alegra un montón que traigas estas entradas porque así ademas de saber un poco más de ti, sabemos un poco más del mundo.

    un abrazo.

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    1. Gracias Nerea, me encanta poder hablar de mis experiencias en relación a unos cuadros tan bonitos y me alegro que te haya gustado! Abrazo de vuelta.

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  2. Ay, este tipo de entradas me encantan. Me gusta muchísimo el arte (aunque odie estudiarlo), y los museos son mi parte favorita de vivir en la capital. Me encanta quedar con amigos para ir a ver los cuadros y que cada uno cuente lo que sabe de él, me encanta tener preferencias a ir a verlos corriendo antes de que cierren. De los tres que has dicho el que menos me gusta es el Reina Sofía, porque las exposiciones que tiene son demasiado contemporáneas para mi gusto, aun así, es el museo en el que se refugia el Guernica, y sólo por eso mi cariño por él es abismal. El Prado y el Thyssen son dos de los que nunca me canso, me parece que tienen un gran registro de cuadros distintos, y el Prado, especialmente, contiene los cuadros de Goya que más me gustan, aquellos que pertenecen a sus Pinturas Negras, así que puede decirse que es mi favorito de los tres. Aún así, el Thyssen guarda muchas joyas. Todos los cuadros que nos has dejado en esta entrada me encantan, y si tuviese que elegir uno del Thyssen, diría que cualquier cuadro de Hopper. Fue en ese museo donde empecé a admirar al pintor hasta hacerlo uno de mis favoritos.

    Un abrazo fuerte
    y manchurrones de pintura.

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    1. Hopper es un buen motivo para declararle el amor al Thyssen ♥ El Reina Sofía me pareció extraño a ratos pero fascinante porque no sabía todas las distintas formas que podía adoptar el arte, y además tiene unos jardines preciosos... y ojalá volver al Prado porque da igual cuantas veces vaya, nunca parecen ser suficiente, siempre toca correr sin poder digerir tanta belleza. ¡Qué suerte vivir tan cerca de ellos! Abrazo fuerte de vuelta bonita.

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