sobre la depilación
by
Marion
- viernes, octubre 13, 2017
En esta época tan extraña en la que nos encontramos, casi a punto de adaptarnos al horario de invierno pero todavía con un clima de verano (calentamiento global, ¿dónde?) me encuentro reflexionando sobre el tema de la depilación un vez más, tras escuchar varias veces el clásico "qué ganas de llevar pantalón largo para no tener que depilarme" y odiando bastante el calor por retrasar un poco más el abandono de cuchillas y bandas de cera. Todo ese tiempo encerrada en el baño da para reflexionar bastante, no voy a mentir.
Lo sé, es un tema muy trillado ya dentro del feminismo: el vello es algo normal y no debemos tenerle asco ni miedo, mucho menos considerarlo una cuestión de higiene. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que hemos crecido en una sociedad patriarcal y cuesta muchísimo deshacerse de ideas enterradas tan profundamente en nuestro subconsciente: es normal sentir repulsión, desear unas piernas suaves o unas axilas como si fuésemos niñas prepúberes. Es normal no querer exponernos a miradas y comentarios por parte de una sociedad que ve inconcebible mujeres con vello en los anuncios de televisión, películas o cualquier otro medio audiovisual. Lo importante aquí es asumir el por qué, ser capaces de deconstruirnos poco a poco.
Cathy Rox |
Según lo veo yo, la liberación del feminismo respecto a la depilación no tiene por qué significar necesariamente dejarnos crecer el vello de golpe (aunque admiro a cualquier mujer que lo hace sin rodeos). También es dar un primer paso para aceptarnos gradualmente cómo somos: con vello sí, pero también con estrías, marcas de acné, celulitis, lorzas.
Es dar un primer paso para no sufrir ansiedad si vamos a bañarnos y no vamos perfectamente depiladas, o descubrimos un parche de vello que ha escapado a la cuchilla, pensando que todo el mundo mirará ahí, o sentirnos físicamente incapaces de realizar actividades diarias como ir a clase.
Es un camino de autoaceptación de nuestro cuerpo en su estado natural. El feminismo no te obliga a hacer nada, te da libertad de elección y promueve un ambiente de sororidad, donde nadie tenga que juzgar a nadie por lo que hace con su cuerpo.
Es un camino de autoaceptación de nuestro cuerpo en su estado natural. El feminismo no te obliga a hacer nada, te da libertad de elección y promueve un ambiente de sororidad, donde nadie tenga que juzgar a nadie por lo que hace con su cuerpo.
Me sigo depilando, sí. Pero cuanto más gente encuentro que comparte la misma visión que yo, más ganas tengo de salir al mundo y usar mi cuerpo como acto reivindicativo, como manera de decir: las mujeres reales también somos así. Más ganas tengo de vivir libremente, ganando batalla tras batalla contra mí misma. Dejemos de crear mujeres eternamente inseguras con su físico, siempre eclipsadas por la imagen que deben proyectar, sin importar cuan lejos lleguen como persona.
Quizás algún día dejemos de centrarnos en estas "tonterías" y podamos combatir mejor el resto de problemas.
Quizás algún día dejemos de centrarnos en estas "tonterías" y podamos combatir mejor el resto de problemas.