Retrato de Vincent Van Gogh (1887) Henri Toulouse-Lautrec

Van Gogh no necesita presentación. Es uno de los pintores más queridos, tanto por sus pinturas como por su vida y su entrañable personalidad.

Quería inaugurar una sección nueva (sí, otra más), la de todos aquellos personajes míticos que me inspiran y me maravillan, para enfocar su obra desde una perspectiva más personal.
Y qué mejor que dar el primer homenaje en marzo, el mes de nacimiento de Vincent (hace ya 163 años).

En fin, resulta que en enero leí un libro sobre él, que encontré casi por casualidad en la biblioteca de la universidad, y me apetecía compartir algunas de las obras bonitas que descubrí, yendo más allá de las más conocidas. También las que he encontrado mientras buscaba por internet.
Nuestro artista fue tremendamente productivo en su vida, y es por ello por lo que no me canso de descubrir cuadros suyos.

La playa de Scheveningen con tempestad. (1882) Es una de sus primeras obras.

Huerto en flor con vistas de Arles (1889)

Jardín del hospital de Arles (1888)

La Guinguette, terrasse d'un café à Montmartre (circa 1886)

La cosecha (1888)

El viñedo rojo (1888) Se dice que fue la única obra que Van Gogh vendió en vida, pero no es así. De todas formas, es cierto que vendió muy pocas, solía intercambiarlas por material de pintura y comida.

El puente sobre el Sena en Asnières (1887)

Restaurante de la Sirena en Asnières (1887)

Maleza con dos figuras (1890)

Paisaje a la salida de la luna (1889)

Ciruelo en flor, de Van Gogh (derecha) basado en Jardín de Ciruelos en Kameido (izq), de Hiroshige. Van Gogh imitó varios de sus trabajos, ya que le fascinaba el arte japonés y en especial este artista. Esta fascinación era parte de un movimiento que envolvió a otros artistas como Edgar Degas, Paul Gauguin, Manet, etc. Es el japonismo o japonaiserie.

Terraza de café por la noche, Place du Forum, Arles (1888)

Este último ya es más conocido, pero tenía que incluirlo sí o sí. Me encanta el contraste que hace entre luz y oscuridad, cómo "da color a las tinieblas" y se recrea en ese "cielo cuajado de estrellas", como dice el libro. Hasta entonces, el pintor había estado luchando por lograr representar la noche, la ausencia de color en la oscuridad.

Creo que Van Gogh es grande, no por retratar fielmente la realidad, sino por hacerla mejor. Todos sus cuadros son un golpe de belleza directo a los ojos, y me hacen sentir bien por el mero hecho de contemplarlos, aunque la técnica o el dibujo no sea siempre perfecto. Es uno de mis pintores favoritos.

Si también os gusta bastante, os recomiendo un libro recopilatorio de todas las cartas a su hermano pequeño, Cartas a Theo, y el último que he leído y de donde he sacado algunas ideas para esta entrada, Vincent Van Gogh, 1853-1890: Vision and Reality, de la colección Taschen.
También, buscando por internet, me he topado con la galería del Google Cultural Institute, que no viene mal para echar un vistazo, aunque le queden todavía muchas obras por incluir.